domingo, 23 de agosto de 2009

Como embellecer el mundo cambiando de anteojos.

Si me voy a remitir a lo que la memoria de mi vida almacena, pronto voy a llegar a la conclusión de que los paraguayos, en su mayoría, somos más pobres a medida que pasan los años.

Primero explicaré porque creo eso y luego propondré un par de soluciones.

Lo haré porque talvez nunca llegue a ser emperador del país pero mi par de ideas puede que sirvan para algo. Así que aquí estoy para contárselas.

Vamos a lo primero.

Un tiempo viví en la enorme casa de una Señora llamada Estela, sobre la Avenida Venezuela, cerca del Hospital Neuropsiquiatrico. La zona es considerada costosa. La Señora tenía ya como setenta años.

Ella había sido durante la mayor parte de su vida empleada domestica. Ya tarde en la vida puso un negocio de comidas. Aún siendo empleada, en algún momento hacía cuarenta años antes, empezó a pagar cuotas mensuales de 200 guaraníes por un terreno a 10 años de plazo. Pronto pagando otra cuota ínfima mando edificar en el y ahora posee la enorme casa sobre Venezuela y otras propiedades más.

La Señora Estela no es el único ejemplo de lo que explicaré enseguida. Mi misma abuela heredó a sus 14 hijos propiedades distribuidas entre Concepción y el Chaco Paraguayo, tierras que compró en su mayor parte en vida junto a su marido, mi difunto abuelo.

Conozco muchísima gente mayor que trabajando honestamente en Paraguay se ha hecho de propiedades y otros bienes.

¿Ejemplo de que es esta gente?

Para darnos cuenta de eso, notemos que para el común de los menores de cuarenta años en el país, comprarse un terreno o una casa es un sueño más o menos imposible.

No ganamos lo suficiente. Lo que ganamos apenas alcanza para mantenernos, y progresar se ve poco factible.

Según datos oficiales el simple movernos hasta nuestros empleos usando el trasporte público consume un 13% del salario mínimo. Llevar una dieta individual de supervivencia consume el 50% de un salario mínimo. Mantenimientos logísticos como limpieza del hogar y la persona se llevan un 20%; un alquiler muy barato se lleva otro 20% y si intentamos saber de donde sacar para pagar el agua, la luz, el teléfono, el gas y otros insumos básicos, nos damos cuenta de que un salario básico no alcanza para vivir. Si pretendemos estudiar, divertirnos, comprarnos muebles, ropa, computadoras y autos…pues estamos locos.

Por otra parte el 65% de la población carece de empleo formal y tres cuartas partes de toda ella no ganan siquiera el sueldo mínimo.

Resultados: el aumento excesivo de los índices de endeudamiento porque todo el mundo presta dinero para sobrevivir un mes más, lo que conlleva a un aumento de las tasas de interés y las exigencias en los requisitos para acceder a créditos, lo cual termina paralizando el movimiento de liquidez en el país y hace que nadie tenga plata, nadie pueda activar productivamente por carecer de fondos, abunden las casas de empeño, los locales vacíos para alquilar, los negocios cerrados y aumenten enormemente la criminalidad, los negocios fraudulentos, la prostitución, el vicio y la violencia.

La falta de dinero hace que las instituciones educativas pierdan calidad o se cierren, que la gente no quiera estudiar porque tiene hambre y si te llegas a enfermar mas vale que te encomiendes a Dios porque nadie tiene dinero para pagar tratamientos médicos.

Así nos convertimos en un país pobre, sin educación, enfermo y lleno de vicios porque la gente quiere ser feliz como pueda y tomarse una botella de caña es una forma rápida de conseguir al menos unos momentos de alegría.

¿Por qué llegamos a este punto y vamos hundiéndonos rápidamente hasta el fondo del pantano sin alcanzar a ver ni el final ni la luz de la superficie?

Algunos dirán que porque las cosas están cada vez mas caras.

...Y es inútil subir los salarios porque eso conlleva una suba de precios…que lleva a que los salarios suban. Pero los salarios se tienen que pagar con lo que se vende, así que los precios suben para que los salarios puedan costearse.

Otros más dirán: “ Pero eso pasa porque productores, comerciantes y proveedores de servicio, quieren lucrar porcentajes muy altos. Si bajan su porcentaje de rentabilidad mejorará la economía del país”.

Permítanme decirles que si eso creen están equivocados. Si empezamos a poner leyes que limiten la rentabilidad solo estaremos fomentando la corrupción y aún así llegará el día que será obligatorio por ley tener rentabilidad cero. Eso provocará que nadie tenga interés en producir ni comerciar nada, por lo que de todos modos la economía se verá detenida y todos nos hundiremos en una miseria igual o peor a la que tenemos ahora.

Lo horrible de este panorama es que no atañe solo al Paraguay sino que es mundial y propulsado por el modelo de economía de los E.E.U.U. La cual es una economía basada en una moneda de valores imaginarios y no sustentada con nada real (Como serían el oro o propiedades), haciendo que la inflación sea inevitable y los valores de las cosas sean tan irreales que cuando un banco pretende recuperar un préstamo se encuentre con que a su cliente le es imposible pagarlo y el valor otorgado al terreno que dejo en garantía resulta al menos diez veces más alto de lo que nadie esta dispuesto a dar por el. Esto es lo que causó recientemente la peor crisis financiera de la historia norteamericana: la sobre valoración inmobiliaria que motivó la irrecuperabilidad de los préstamos, los cuales eran inmensos comparados con la liquidez existente. Resultado: los sobredimensionados salarios de los norteamericanos ya no alcanzaban para pagar los exagerados precios. Aunque todos tuviesen dinero este no servía para nada.

Los E.E.U.U. llevan ya muchas décadas sosteniendo una economía de este tipo y la única forma de salvarla siempre es entrando en guerra y apropiarse de toda la fortuna del país vencido. En la práctica sucede que el mundo se les esta por terminar por lo que ellos tienen muchas ganas de que pronto entremos en contacto con alguna civilización extraterrestre a la que llevar la democracia y los derechos humanos con ayuda de tanques, aviones, y cientos de miles de aguerridos jóvenes de origen negro y latino.

Pero a los paraguayos la solución norteamericana no nos sirve porque no poseemos al ejército más poderoso del planeta. Así que, o solicitamos formalmente al Congreso Norteamericano que nos convierta en un estado federal más de la Unión o buscamos una salida a ese modelo económico delirante.

Mi solución es volver a un valor real para la moneda.

Durante casi toda la historia de la humanidad el valor real fue el oro. El oro se podía meter en un cofre y ser llevado mientras se huía de una guerra o una hambruna. El oro era algo querido en cualquier lugar del planeta.

Pero el oro hay que quitarlo de minas costosas y es un valor independiente a lo que nuestro mundo actual más aprecia (La capacidad de producción). El valor del oro también es fantasioso porque su aplicación más rentable en componentes electrónicos es fácilmente reemplazable por otros materiales más económicos y no resulta un elemento clave para mantener la vida. El valor del oro es casi una cuestión romántica. En eso el petróleo es superior porque se usa para hacer combustibles y plástico. El petróleo es básico para la vida moderna.

Pero al petróleo lo poseen solo diez o veinte familias en el mundo que nos cobran lo que se les antoja, frenan la investigación de otros recursos mejores para lo mismo y es algo que se va a terminar tarde o temprano abandonándonos con nuestro auto que no se moverá, nuestro televisor que no andará y nuestro poco plástico sobrante que automáticamente se convertirá en una joya más valiosa que el oro, aunque también más contaminante.

Bueno. Entonces. ¿Cuál es mi propuesta?.

Que la unidad monetaria sea el pasaje de ómnibus interurbano. (Micro).

O sea: que siempre, siempre, el pasaje valga un guaraní. O lo que en ese momento decidamos que sea nuestra moneda.

¿Para que esto?.

Pensémoslo un rato.

Cuando yo tenía seis años y volví al Paraguay en 1975, el pasaje de ómnibus costaba 5 guaraníes, una gaseosa grande Coca Cola costaba 60 guaraníes y una empanada 10 Gs. Mi papá se compró un auto que le costó alrededor de 90.000 Gs (Un Wolkswagen Brasilia, muy común en la época). Además se compró una maravilla tecnológica de aquellos tiempos: una calculadora de bolsillo que le salió 70.000 Gs. Como era diseñador gráfico. Compró equipo profesional por 100.000 Gs. Y con ello llenó un ropero de tres puertas adquirido especialmente para el efecto. Con esto último tuvo material para trabajar aún treinta años después, cuando falleció. Un dólar americano equivalía a 13 guaraníes.

Analicemos esto mismo en dólares. Un pasaje costaba menos de 50 Centavos de dólar, una gaseosa grande salía alrededor de 5 dólares, una empanada andaba por los 80 centavos y su auto costó a mi viejo alrededor de 8.000 dólares. La muy novedosa calculadora le costó como 4.000 dólares y su equipo profesional que le duró toda la vida tuvo un costo de más o menos 9.000 US$. El alquiler de la muy respetable casa que alquiló estaba en 1.000 dólares americanos y era una casa en la que ahora podría vivir solo si me gano la lotería.

En otras palabras, una gaseosa valía 10 pasajes. Una empanada costaba 1,3 pasajes, el auto le salió 16.000 pasajes, la calculadora 8.000 pasajes y su equipo de diseño 18.000 pasajes. La casa costaba 2.000 pasajes por mes.

¿Cómo estamos en el 2009 con esta proporción de costos?.

Pues un pasaje en ómnibus cuesta inclusive menos de 0,5 dólares, una empanada cuesta lo mismo, una gaseosa grande con mucho sale 2 dólares. Un auto equivalente en modelo actual al que mi padre tuvo sigue costando 8.000 dólares. Notablemente una calculadora de bolsillo igual se consigue por 3 dólares pero un equipo profesional como el que tuvo es tan absurdamente caro
que mejor no lo consideramos porque en estos tiempos valdrá docenas de miles de dólares, más que nada porque se trata de herramientas artesanales ya reemplazadas por computadoras. Una casa semejante a la que tuve cuando niño hace cuatro años me salía exactamente 1.000 dólares mensuales de alquiler, el precio en este año lo ignoro porque ya no tengo los ingresos que tenía antes.

Así como podemos ver, la tecnología se ha abaratado terriblemente, y también la comida. Aun con esto, la generalidad de los costos se mantiene igual.

Esto es sorprendente pero enseguida tendremos la explicación.

Ante este dato la gente intenta refutarlo diciendo que antes en una visita abrasiva al supermercado gastaba apenas un décimo de su sueldo y quedaba abastecido para el mes, cuando que actualmente, mal proveyéndose se gasta la mitad de un salario mínimo.

¿Por qué el dinero ya no alcanza para nada?

Fácil respuesta: la inflación. Ganamos mucho menos que antes. Lo que quiero decir es que si en lugar de ganar cantidades fantasiosas basadas en la especulación comercial y en el tira y afloje de los protagonistas económicos, se nos pagase en un valor real, no estaríamos dependiendo de las ambiciones de los mencionados protagonistas y la nombrada especulación no tendría mucho espacio para desarrollarse porque el valor real de las cosas sería evidente para todos. Si yo fuese conciente que una empanada vale lo mismo que un pasaje me negaría a pagar de más por ella y nadie podría por mucho tiempo vender empanadas a tres pasajes.

Notemos que este análisis realizado de la comparación de costos de treinta años atrás con ahora, esta basado en dólares americanos, si lo calculamos en Euros o en guaraníes la cosa cambia. Lo cual demuestra que a la hora de la verdad la economía de nuestro país no esta regulada por su propia moneda: el guaraní, sino por una moneda extranjera arbitraria como el dólar americano.

En otras palabras, a pesar de las apariencias, nuestra verdadera moneda es el dólar americano.

Eso es una lástima porque se trata de una moneda inestable cuyo único valor cercano a la realidad esta dado en base a los fondos aportados por grandes compañías para realizar trabajos de prospección de petróleo, lo cual es un negocio que consiste en pedir prestados fondos para buscar petróleo
con la promesa de que serán devueltos con altísimos intereses cuando el petróleo sea encontrado. Como en realidad el petróleo en nuestro planeta se esta acabando, el gobierno norteamericano se ha convertido en el ente más endeudado del mundo y se ve obligado a provocar una guerra cada cierto tiempo, preferentemente contra países que posean petróleo, para así apropiarse de el.

Es interesante también considerar que en los E.E.U.U. no se ha conservado la proporción en costos que tenemos nosotros. Para ellos casi todo es proporcionalmente mucho más caro, pero el nivel de vida en Norteamérica es más alto que el nuestro porque allá los salarios si han subido (aunque no tanto como los costos) haciendo que cosas como comer, movilizarse, vestirse o divertirse, sean
muy fáciles, pero otras como acceder a educación o cuidar la salud sean extraordinariamente difíciles. En E.E.U.U. lo más caro que hay después de educarse o curarse de alguna dolencia, es tener donde vivir. Los precios de los alquileres llevan la mayor parte de los ingresos de las personas y comprarse una propiedad inmobiliaria esta reservado para muy pocos afortunados.

Volviendo a mi propuesta de que el pasaje de ómnibus interurbano sea la unidad monetaria:

Si hacemos lo que propongo tendremos una moneda basada en un valor real que la gente necesita y tendríamos claras las proporciones de valor entre las cosas. Siempre pasará que una camisa de marca X sea más o menos estimada según la moda y esto incida en el precio, pero, las cosas básicas, como
la comida, se estiman siempre igual, así que los valores se mantendrán sin la ilusión aportada por los precios aleatorios que tienen las cosas ahora y que dependen de los antojos de productores e intermediarios. Un ejemplo patente de esto último lo tenemos patente en la cruda realidad de que la leche o la carne producidas en el país son absurdamente caras, cuando que se venden ellas mismas a precios mucho mas bajos en el extranjero haciendo que los carniceros paraguayos se provean de carne paraguaya comprada en la ciudad argentina de Clorinda, la que traen de contrabando y pueden vender a un precio razonable.

Mi propuesta de basar la moneda en el pasaje de ómnibus permitirá eliminar la inflación y garantizar que se evitará la devaluación de la moneda.

Piensen en esto. No soy economista así que puedo estar hablando pavadas, pero le pido a quien realmente entienda del tema que piense en mi propuesta y me la rebata por favor. Si nadie me la puede rebatir le pido al Gobierno, actual o futuro de nuestro país, que estudie seriamente la posibilidad que propongo.

Tengo otras propuestas pero empecemos con esta, si a alguien le parece interesante veremos las otras.

Por favor déjenme sus comentarios positivos o negativos al mail
jorgeadrianvj@gmail.com o en el espacio habilitado abajo.

Muchas gracias por su atención y pasen ustedes un tiempo excelente lleno de éxitos y felicidad.


Jorge Adrián Von Jorschehagen